De continuar concentrándome todos los dias al máximo en la música rock de mis audífonos, para no escuchar -mientras viajo en el micro- los cantos, charangos, cumbias, rancheras, cuentos, desgracias, gritos, poemas, plegarias de los vendedores ambulantes de Lima, muy pronto alcanzaré la Iluminación, experimentaré el Nirvana.
Qué fácil es meditar en la India, ser Zen en Japón, espiritual en el campo. Los grandes maestros de la mente deberían someter a pruebas más complejas a sus aspirantes a Buda, en lugar de tenerlos sentados con las piernas cruzadas frente a un altar, en medio de velas e incienso. Que vayan a la Vía de Evitamiento ida y vuelta, o que les regalen una hora en combi por cualquier avenida de nuestro Centro Histórico. A ver quién anula todos sus deseos cuando se oye "A versh señores pasajeros, damas y caballeros, jóvenes estudiantes, soy...". Yo no puedo anular mis deseos aquí, ¡Yo lo que DESEO es bajarme!. Quién pone su mente en blanco, calma sus pensamientos, focaliza su respiración, cuando viste que robaron el celular, la cartera, o nuestro peor enemigo urbano, el cobrador, está peleando por diez centavos con aquel miserable que no tiene más monedas en el bolsillo. Al menos, uno o dos de estos aspirantes a gordinflones espirituales, se echarían a llorar, y tendrían una ganas demenciales de olvidarse de la dieta vegetariana, del amor universal, y buscarían a la puta más corriente, en búsqueda de una alegría inmediata, de alguna cura.
Procuro cuidar de mi alma, pero al menor bocinazo de la calle me vuelvo un civilizado, tristemente Occidental.
(¿Podría sospechar, con las modernas teorías de la semántica, que nuestra "Occidentalización", en la misma pronunciación del término, algo tiene que ver con el vocablo "Oxidación"? ¿Con lo gastado, lo sucio, lo contaminado?)
¡Oh, mi vida oxidental!
Qué fácil es meditar en la India, ser Zen en Japón, espiritual en el campo. Los grandes maestros de la mente deberían someter a pruebas más complejas a sus aspirantes a Buda, en lugar de tenerlos sentados con las piernas cruzadas frente a un altar, en medio de velas e incienso. Que vayan a la Vía de Evitamiento ida y vuelta, o que les regalen una hora en combi por cualquier avenida de nuestro Centro Histórico. A ver quién anula todos sus deseos cuando se oye "A versh señores pasajeros, damas y caballeros, jóvenes estudiantes, soy...". Yo no puedo anular mis deseos aquí, ¡Yo lo que DESEO es bajarme!. Quién pone su mente en blanco, calma sus pensamientos, focaliza su respiración, cuando viste que robaron el celular, la cartera, o nuestro peor enemigo urbano, el cobrador, está peleando por diez centavos con aquel miserable que no tiene más monedas en el bolsillo. Al menos, uno o dos de estos aspirantes a gordinflones espirituales, se echarían a llorar, y tendrían una ganas demenciales de olvidarse de la dieta vegetariana, del amor universal, y buscarían a la puta más corriente, en búsqueda de una alegría inmediata, de alguna cura.
Procuro cuidar de mi alma, pero al menor bocinazo de la calle me vuelvo un civilizado, tristemente Occidental.
(¿Podría sospechar, con las modernas teorías de la semántica, que nuestra "Occidentalización", en la misma pronunciación del término, algo tiene que ver con el vocablo "Oxidación"? ¿Con lo gastado, lo sucio, lo contaminado?)
¡Oh, mi vida oxidental!
Es nuestra realidad vivir así, ignorando todo lo que se encuentra en nuestro alrededor.
ResponderEliminarDe alguna forma, sí.
EliminarPero qué interesante 🤓
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