miércoles, 21 de diciembre de 2011

La era de los superniños (Flavia Propper) - Por Néstor Saavedra Muñoz

Propper, Flavia V. La era de los superniños. Infancia y dibujos animados. Buenos Aires: Alfagrama, 2007, 189 p.[1]

Uno de los aspectos medulares en el campo de la educación es el análisis de los procesos cognoscitivos por los cuales se configura la identidad de los estudiantes. Siguiendo los lineamientos de la pedagogía moderna, la trasmisión de los saberes por parte de los maestros se debe llevar a cabo no sin antes adquirir un conocimiento integral del alumno; es decir, es una exigencia para el maestro de hoy el hecho de distinguir las diferentes individualidades presentes en el aula, para así estructurar debidamente cada una de sus sesiones de aprendizaje.
El desarrollo efectivo de un modelo educativo heterogéneo ha implicado la reformulación del concepto mismo de identidad. Antes que la definición desde una perspectiva absoluta y esencialista, la Identidad se ha aprehendido como una noción variable en tanto construcción histórica; al insertarse el hombre en un espacio y tiempo preciso, y al formar parte de una realidad social determinada, su identidad será producto de la alteridad con sus semejantes y de las normas o códigos sociales que regulen el momento.
En esta dirección, el mundo contemporáneo viene planteando nuevos retos para el sistema educativo. Si antes, para explicar el perfil de un estudiante podría decirse que bastaba con conocer las circunstancias éticas y económicas del hogar o localidad en la que vivía, ahora es imprescindible que el maestro sea conciente y comprenda que la identidad del alumno está sujeta a las dinámicas sociales establecidas por el fenómeno de la globalización, de la modernidad y por la proliferación de los medios de comunicación masiva.
Frente a la relevancia de tales fenómenos en la actualidad y su repercusión en el aprendizaje, las investigaciones en el ámbito de la educación y la cultura han abierto un nuevo punto en la agenda, ocupándose críticamente de estos factores que están determinando las actitudes, expectativas y emociones de los niños y jóvenes de hoy.
Precisamente, La era de los superniños de Flavia Propper forma parte de la literatura reciente sobre el tema. Su estudio toma como premisa de trabajo la influencia que la televisión ejerce sobre los procesos de socialización de los niños, constituyéndose su contenido como un marco de referencia inmediato para ellos, puesto en evidencia constantemente en sus formas de juego, fantasías, enunciados e intereses de consumo.
A partir del abordaje de cuatro dibujos animados (Los rugrats, Los Simpson, Las chicas superpoderosas y Dragon ball), la investigadora se propone la exégesis de las estrategias discursivas con las cuales se representa el periodo de la infancia en estas series.
El libro se compone de dos partes. En la primera, Propper realiza un balance de las concepciones que a lo largo de la historia se ha tenido sobre la infancia. En tanto noción dinámica, plantea que la infancia se fijó como un momento diferenciado y particular de la vida, con sus espacios, objetos y saberes propios, recién con la llegada de la modernidad; antes de ello, el periodo de la niñez no era concebido como tal en función de que el niño compartía las costumbres, responsabilidades y tareas con los adultos. La homogeneidad de la sociedad pre-moderna no daba lugar a las diferenciaciones, forjando así una visión de niño autónomo, fuerte, ajeno a los cuidados paternos.
En este apartado la investigadora expone también las características de la programación televisiva actual, en donde no hay, en rigor, alguna fórmula con la cual organizar la emisión de sus contenidos, de tal forma que sean decodificados por el público que le corresponde. Esto se ve reforzado por la ambigüedad intencional que tienen algunos programas, pues, en la búsqueda de una mayor audiencia, despliegan múltiples sentidos, provocando, de esta manera, la disolución de los límites generacionales del televidente modelo.
Del mismo modo, analiza la historia y los valores de los dibujos animados, así como a la figura del héroe tradicional y la del héroe contemporáneo, llamando la atención en el protagonismo que, en las últimas décadas, han tomado los personajes-niños, quienes llevan a cabo hazañas, transforman situaciones conflictivas, salvan al mundo con su astucia o con sus poderes sobrenaturales y son admirados y respetados por los demás.
En la segunda parte del libro, asistimos a la exégesis de cada uno de los dibujos animados. El análisis de la caracterización de la infancia en las series objeto de estudio implicará, a su vez, hacer referencia a los modelos de adulto representados, pues, como anota Propper, “[…] no sólo la categoría infancia está en constante proceso de negociación: la adultez también sufre modificaciones, ya que ambas son interdependientes al ser configuradas a partir de las definiciones de madurez e inmadurez” (14).
Entre las preguntas que se propone responder la investigadora, creemos que dos son las fundamentales en tanto dan pie a la formulación de sus hipótesis: 1) ¿En qué medida nuestra concepción de la infancia en el mundo real presenta homologías con los héroes-niños de los dibujos animados? Y 2) ¿Es posible, como señala la literatura sobre el particular, hablar de la muerte de la infancia a causa de la vorágine moderna?
El estudio de Propper indica una equivalencia entre la autosuficiencia de la infancia de hoy y la de los superhéroes. En ambos casos, se reestructura la relación moderna del niño con el adulto, volviéndose aquel independiente de este. Es más, para la reflexión en torno a las trasgresiones absolutas del orden relacional, el libro propone la categoría de asimetría invertida, la cual se entiende como “la aparición de un quiebre, una ruptura, en la clásica relación entre niños y adultos, en la cual éstos dependen de aquellos”
[2] (161). Dicha postura se sustenta en el hecho de que los superniños son sujetos de poder, tanto físico como intelectual, pues el mundo de los adultos muchas veces se encuentra en manos de ellos, rescatándolos de la muerte o hallando una salida lúcida a sus problemas cotidianos. En esta dirección, resulta desfasado el esquema moderno en el que los saberes del niño son dosificados por periodos temporales; a pesar de su condición de niños, los héroes de los dibujos animados están capacitados para enfrentar efectivamente las vicisitudes de los adultos.
Sin embargo, esta representación de los superniños presenta algunos matices. Propper deja en claro que si bien existe una independencia de los niños con respecto a los adultos, esta no es radical. En el fondo, todavía se sigue un modelo tradicional en la concepción de la infancia, pues, aunque sus roles principales se hallen en la protección o ayuda de los demás, los superniños no abandonan sus actividades diarias, como el juego, el colegio o los quehaceres del hogar; son representados todavía bajo la mirada vertical de sus padres, dependiendo de ellos en cuanto a sus necesidades básicas.
Sobre la base de estos razonamientos, Propper cuestiona los planteamientos que afirman el fin de la infancia, ya que, entre las estrategias discursivas empleadas en la representación de los superniños, todavía se incluye la caracterización por medio de significantes propios del periodo de la niñez (ingenuidad, debilidad, etc.). Como señala la investigadora, “estas representaciones no nos alertan acerca del fin de la infancia, sino más bien de las transformaciones en los niños, adultos y en sus vínculos” (166).
Por la metodología empleada en la estructuración del trabajo y la coherencia global de la propuesta, consideramos que La era de los superniños es un aporte importante para la bibliografía sobre el particular. La profundidad en el tratamiento del tema lo convierte en una herramienta indispensable para todo aquel que desee informarse sobre las intencionalidades, relaciones sociales, modelos de familia, visiones de género o mensajes que se establecen en estos mundos representados, y sus implicancias en la formación de las nuevas generaciones.

[1] Esta reseña ha sido publicada en Riesgo de educar. Año V, N°9, 2010, 131-133., revista de la Universidad Católica Sedes Sapientiae.
[2] El énfasis es nuestro.

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